A esas personas que han hablado mal de mí con otros, que me han
tratado o no, quiero darles las gracias. ¿Por qué agradecer? Porque mi forma de
ser siempre me ha llevado a hablar las cosas de frente y gracias a eso hoy
tengo en mi vida a gente que vale la pena.
Me causa gracia pensar que la vida da unas vueltas
increíbles y que por eso, y los malos entendidos, hoy estoy rodeada de gente
que puede hacerme crecer.
La única razón, arriesgándome a que suene egoísta, de llevar
a alguien de la 2.0 a la 1.0 es que pueda enseñarte algo. De resto, esas “amistades”
no valen la pena. A veces no nos enseñan cosas positivas. Muchas veces, nos
enseñan a que no hay que confiar en la gente. Sin embargo, sea positivo o
negativo, es una enseñanza.
¡Gracias!
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