viernes, 7 de agosto de 2015

Lo que se calla

Muchas veces nos callamos las cosas por pensar que los demás no entenderían, pero lo que no sabemos es que, tal vez, nos entiendan perfectamente.

En el pasado me callé muchas cosas por esos temores, algo tontos, pero hace un tiempo aprendí que es mejor hablar y no estar pensando: ¿qué pasaría sí…?

Tenía ese pensamiento casi como un mandamiento; sin embargo, decidí violarlo y callarme lo que sentía. Luego empecé a tener sueños recurrentes donde lo besaba y empecé a preguntarme ¿cómo sería? ¿Sería mejor que en el sueño? ¿Hay posibilidad de intentarlo? Eso me empujó a decirle, por fin, que me llamaba la atención más de la cuenta.

Jamás esperé que respondiera que él también, porque sabía que diría: ¡Disculpa, no comparto el mismo sentimiento! … Cosa que hizo y terminó confirmando que no me equivocaba.

Lo siguiente que le solté fue que me gustó desde que lo vi y él respondió que sintió lo mismo, pero que pensó que en ese momento yo estaba con alguien más y no quiso interponerse.


No hay nada peor que el peso de lo que no se dice.



1 comentario:

  1. Esa p*** sensación la conozco tan bien que me hace molestar conmigo mismo.

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