Muchas veces nos callamos las cosas por pensar que los demás
no entenderían, pero lo que no sabemos es que, tal vez, nos entiendan
perfectamente.
En el pasado me callé muchas cosas por esos temores, algo tontos,
pero hace un tiempo aprendí que es mejor hablar y no estar pensando: ¿qué
pasaría sí…?
Tenía ese pensamiento casi como un mandamiento; sin embargo,
decidí violarlo y callarme lo que sentía. Luego empecé a tener sueños
recurrentes donde lo besaba y empecé a preguntarme ¿cómo sería? ¿Sería mejor
que en el sueño? ¿Hay posibilidad de intentarlo? Eso me empujó a decirle, por
fin, que me llamaba la atención más de la cuenta.
Jamás esperé que respondiera que él también, porque sabía
que diría: ¡Disculpa, no comparto el mismo sentimiento! … Cosa que hizo y
terminó confirmando que no me equivocaba.
Lo siguiente que le solté fue que me gustó desde que lo vi y
él respondió que sintió lo mismo, pero que pensó que en ese momento yo estaba
con alguien más y no quiso interponerse.
No hay nada peor que el peso de lo que no se dice.
Esa p*** sensación la conozco tan bien que me hace molestar conmigo mismo.
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