miércoles, 2 de septiembre de 2015

11:11

11:11 Tú, completo. Tú, con todo ese no sé qué, aquí.

Tú, con toda tu luz y oscuridad; bondad y perversidad. Tú, con tus palabras y silencios; claridad y confusión. Tú, con todo lo que fuiste y lo que eres; con la pasión por lo que dejaste de hacer y lo que haces. Tú, con lo que gritas y callas; transparencia y misterio. Tú, con tus sueños y tus frustraciones; alegrías y tristezas.

Tú, con esos labios de miel y veneno. Tú, con el lienzo de tu espalda y sus espacios en blanco; con tus pecas y lunares. Tú, con los huesos de tus caderas y la carne de tu entrepierna. Tú, tiritando de frió o derritiéndote del calor. Tú, con el pecho como mi almohada o pegado a la espalda. Tú, con tus besos tiernos y profundos o salvajes y desesperados. Tú, con el corazón tranquilo o como un tren a punto de descarrillarse.

Tú, con cara de ángel y mirada de demonio. Tú, con esos ojos café que me hacen soñar y que me quitan el sueño. Tú, con actos que me llevan al cielo o me arrastran al infierno. Tú, con todo ese no sé qué que me arranca suspiros y sonrisas, pero también locuras y añoranzas. Tú, que me tientas y me retas; pero a la vez me haces sentir protegida. Tú, que con tu sola presencia me impulsas a buscar mi origen y perfeccionarme.

¿Mi 11:11? Tú. Simplemente tú, contemplando la Luna o aullándole; eterno o efímero, no me importa, porque sé que esos ojos los he visto en otra vida y estoy segura de que nuestras miradas se volverán a cruzar.




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